"Ya me lo hacen por 300€"
Y nosotros, lo respetamos. Pero... ¿realmente, vale la pena arriesgar por ahorrar en el día más importante de la vida de una pareja? Hoy te explicamos 8 razones por las que un vídeo de bodas, no puede valer 300€.
1. Empatizamos con los novios al 100%
Preparar una reunión para conocer a la pareja y que cuenten sus inquietudes, lo que quieren, lo que necesitan, cómo les gustaría que fuera, generar confianza entre profesional y cliente para que a la hora de realizar el trabajo, la pareja esté suelta y se sienta cómoda, lo cual conlleva una planificación de agendas, organización y por supuesto, la elaboración de un buen café.
2. Estudio detallado de localizaciones
Tras reunirse con la pareja, nuestro equipo (tanto fotógrafos como videógrafos), se reúne nuevamente para buscar las mejores localizaciones para los protagonistas. En base a la reunión previa, o bien le proponemos lugares adaptados para ellos en base a su historia, o nos adaptamos a la localización que nos piden. En esta reunión, se valora el timing, distancia de un punto a otro para coordinar bien los tiempos, previsión meteorológica y el horario de amanecer y atardecer en las coordenadas exactas del punto del rodaje para la optimización de la luz natural, entre otras cosas. Algo importante en las localizaciones, es tener un plan B bien definido, ya que por alguna razón, la idea inicial puede fallar (especialmente por las inclemencias del tiempo), por lo que siempre daremos una alternativa.
3. El rodaje: horas y horas detrás y delante de las cámaras
Sin duda, la parte más dura del proceso; ya sea una boda, una preboda o una postboda, las horas de grabación son, a veces, incontables. En el caso de una boda, es documentar íntegramente todo el proceso, desde la preparación de los novios, su espacio, pasando por la ceremonia hasta terminar por la fiesta, donde no puede haber margen de error; aquí no vale un desenfoque, una temperatura de color fuera de lugar, una velocidad de obturación por debajo de 1/48... aquí todo debe salir a la primera, lo que conlleva un grado de concentración elevado para que todo salga perfecto. En el caso de la boda o la preboda, jugamos con el tiempo, las escenas, podemos repetir, tomarlo con más calma dado que es un escenario donde no existe presión, y sobretodo, si se cumple el primer punto, esta parte será mucho más amena y fluida y se notará en el resultado final del mismo.
4. La edición: clave del éxito
Si el rodaje requiere horas... ¿qué decir de la edición? Aquí hay que ponerse serios, porque la edición del trabajo es la clave del éxito del mismo; cierto es, que la calidad del metraje es fundamental en cuanto a planos, frames, encuadres, estabilización y demás, pero tu pieza se va a distinguir de otras por su tratado en la edición de la misma.
Y es que editar, no es tan solo juntar los planos en una pista, ponerle la música y hacer click en "render"; no. Editar un vídeo de bodas requiere, bajo nuestro criterio, una cultura musical mínima para poder enfocar el trabajo, y esto se consigue estando al tanto de las últimas tendencias, suscripciones a nuestros artistas favoritos, aprovechar cualquier rato libre para escuchar música (con fines laborales y no solo para su disfrute), porque la música es el ADN sobre el que construiremos nuestro trabajo y es la parte en la que más tiempo tardamos, porque queremos escuchar, queremos transmitir... queremos emocionar con nuestro trabajo.
Una vez elegida la música, toca "clavar" nuestro material con nuestra pieza musical y dejar volar la imaginación y la creatividad y poder contar una historia que llegue a los novios, con la que se sientan identificados y que una vez entregada, se cumplan las expectativas desde que nos reunimos para conocernos.
Tras la edición del trabajo, nos metemos con el degradado y la corrección de color. Y no, esto no es Instagram, donde aplicamos un filtro de color y listo, no, aquí trabajamos por niveles, tratamos luces altas, medias y sombras, tratamos con máscaras los tonos de la piel para intentar tocarla lo menos posible y en su conjunto, buscar un "look" ideal que transmita lo que a nosotros nos transmite la pareja, buscando, al menos en nuestro caso, un look cinemático y sobretodo, profesional.